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AYER EMPEZÓ LA FERIA EN
AYER EMPEZÓ LA FERIA EN
SAN MARTÍN DEL TESORILLO
Cuando va a empezar la feria de nuestro pueblo todos esperamos el libreto donde poder ver la programación de todos los días; quien ha colaborado con anuncios, para ver en qué página lo colocaron si en las primeras hojas o si de las últimas, pero hay algo del libro que nos atrae extraordinariamente y son las fotos antiguas y los textos de los colaboradores como los que nos ofrece cada año Francisco Quirós Ocaña “PACURRO” que este año va dirigido a nuestros carteros Paco Saborido y Pepe Gutiérrez y que a continuación os transcribo.
ÁNGELES MENSAJEROS
"Que unos empleados públicos, cumplan con sus obligaciones profesionales, no debe extrañar a nadie, es lo correcto, pero cuando esos empleados, no solo cumplen con sus obligaciones si no que van más allá, esforzándose lo indecible para que los ciudadanos reciban el servicio público de la mejor manera posible y si a ello le suman cualidades humanas a las que no están obligados, sinceramente creo que se merecen al menos nuestra gratitud y reconocimiento, estoy haciendo referencia a nuestros dos queridos carteros Paco y Pepe.
Quizás el titulo sea un poco rimbombante, hombre calificarlos de ángeles, algunos podrán pensar un tanto exagerado, me consta que dos buenas señoras son de esa opinión, sus respectivas esposas.
Guasas aparte, con toda la franqueza del mundo, a fuerza de ser objetivo, al margen de la gran amistad que me une a ambos, se merecen esto y mucho más, ambos superan la treintena de años de servicio, toda una vida, cuando comenzaron sus andaduras profesionales, la correspondencia era totalmente distinta a la actual, las comunicaciones personales se hacían casi exclusivamente a través del correo. Recordar, esa novia mirando el reloj, deseando que lleguen las doce o doce y cuarto, la hora en que pasaba el cartero, esperando noticias del novio que estaba en la mili, a la madre ansiosa de saber de sus hijos que tuvieron que emigrar a Cataluña o el extranjero.
El cartero está presente en todos los hogares, no todos los días se recibe correspondencia, pero si el saludo cariñoso, el ratito de conversación, esa charla que agradecen como nadie las personas mayores que viven solas, son algo más que repartidores de correspondencia, regalan amabilidad, practican la cercanía entre personas, cuantas miles de veces les habremos preguntado, ¿Traes algo para mí?
No solo nos trasladan comunicaciones impresas, mejor que nadie nos tienen al tanto de las cosas cotidianas, de algún modo forman parte de nuestras vidas. En la actualidad en la era de Internet, correos electrónicos, redes sociales etc., la correspondencia se ha transformado en publicidad, documentos bancarios de organismos oficiales y demás, pero nuestras dos “P” continúan igual, cumpliendo puntualmente con sus obligaciones.
Siguen manteniendo el espíritu de carteros de pueblos por muy modernos que sean los tiempos, nos conocen de sobras y saben hasta como respiramos, a lo mejor por eso y por otras circunstancias les aseguro sin temor a equivocarme, que si alguna correspondencia tiene que ser devuelta, pueden estar ustedes seguro que antes han agotado todas las posibilidades, para demostrarlo les relataré un caso práctico
Don Lisando Bragueta Suelta, murió hace algunos años, en la calle En medio, número 13, antes de fallecer, lego la vivienda a su ahijado, Honorato Conejo Enamorado, resulta que el recibo de la luz todavía está a nombre del Sr. Bragueta, cuando falleció, nuestros carteros pasaron a dejar la correspondencia en el domicilio del Sr. Conejo Enamorado, el cual suele ausentarse alguna que otra vez , por eso les pidió el favor que cuando se ausentara se la entregaran a su vecino y amigo Abundio Verdugo de Dios, pasado un tiempo vendió la vivienda a una señora de Córdoba doña Engracia Pechoabierto y del Cacho, la cual solo la utiliza como residencia de verano, la correspondencia se entrega en el domicilio de Circonio Salido del Pozo, que es cuñado de la Sra. Pechoabiert, menos los meses de verano que se entrega en la dirección correcta. Les prometo que jamás ha sido devuelta ni una sola correspondencia, pero aquí no acaba todo, el recibo del agua sigue estando a nombre de Margarita Flores del Campo viuda de Lisando Bragueta Suelta, las notificaciones de dicho servicio siguen la misma hoja de ruta.
Paco y Pepe, Pepe y Paco ambos empiezan por “P” de profesionalidad, paciencia, prontitud, prestación, perseverancia, perfección a la que yo les añado graciosamente la “B” de Buenas personas.
Ambos son lo suficientemente discretos y humildes que para nada reivindican honores ni prebendas, pero cuando se emplean en sus cometidos como ellos lo hacen, un reconocimiento público aunque fuese pequeñito haría justicia."
Francisco Quirós Ocaña (Pacurro)
Quizás el titulo sea un poco rimbombante, hombre calificarlos de ángeles, algunos podrán pensar un tanto exagerado, me consta que dos buenas señoras son de esa opinión, sus respectivas esposas.
Guasas aparte, con toda la franqueza del mundo, a fuerza de ser objetivo, al margen de la gran amistad que me une a ambos, se merecen esto y mucho más, ambos superan la treintena de años de servicio, toda una vida, cuando comenzaron sus andaduras profesionales, la correspondencia era totalmente distinta a la actual, las comunicaciones personales se hacían casi exclusivamente a través del correo. Recordar, esa novia mirando el reloj, deseando que lleguen las doce o doce y cuarto, la hora en que pasaba el cartero, esperando noticias del novio que estaba en la mili, a la madre ansiosa de saber de sus hijos que tuvieron que emigrar a Cataluña o el extranjero.
El cartero está presente en todos los hogares, no todos los días se recibe correspondencia, pero si el saludo cariñoso, el ratito de conversación, esa charla que agradecen como nadie las personas mayores que viven solas, son algo más que repartidores de correspondencia, regalan amabilidad, practican la cercanía entre personas, cuantas miles de veces les habremos preguntado, ¿Traes algo para mí?
No solo nos trasladan comunicaciones impresas, mejor que nadie nos tienen al tanto de las cosas cotidianas, de algún modo forman parte de nuestras vidas. En la actualidad en la era de Internet, correos electrónicos, redes sociales etc., la correspondencia se ha transformado en publicidad, documentos bancarios de organismos oficiales y demás, pero nuestras dos “P” continúan igual, cumpliendo puntualmente con sus obligaciones.
Siguen manteniendo el espíritu de carteros de pueblos por muy modernos que sean los tiempos, nos conocen de sobras y saben hasta como respiramos, a lo mejor por eso y por otras circunstancias les aseguro sin temor a equivocarme, que si alguna correspondencia tiene que ser devuelta, pueden estar ustedes seguro que antes han agotado todas las posibilidades, para demostrarlo les relataré un caso práctico
Don Lisando Bragueta Suelta, murió hace algunos años, en la calle En medio, número 13, antes de fallecer, lego la vivienda a su ahijado, Honorato Conejo Enamorado, resulta que el recibo de la luz todavía está a nombre del Sr. Bragueta, cuando falleció, nuestros carteros pasaron a dejar la correspondencia en el domicilio del Sr. Conejo Enamorado, el cual suele ausentarse alguna que otra vez , por eso les pidió el favor que cuando se ausentara se la entregaran a su vecino y amigo Abundio Verdugo de Dios, pasado un tiempo vendió la vivienda a una señora de Córdoba doña Engracia Pechoabierto y del Cacho, la cual solo la utiliza como residencia de verano, la correspondencia se entrega en el domicilio de Circonio Salido del Pozo, que es cuñado de la Sra. Pechoabiert, menos los meses de verano que se entrega en la dirección correcta. Les prometo que jamás ha sido devuelta ni una sola correspondencia, pero aquí no acaba todo, el recibo del agua sigue estando a nombre de Margarita Flores del Campo viuda de Lisando Bragueta Suelta, las notificaciones de dicho servicio siguen la misma hoja de ruta.
Paco y Pepe, Pepe y Paco ambos empiezan por “P” de profesionalidad, paciencia, prontitud, prestación, perseverancia, perfección a la que yo les añado graciosamente la “B” de Buenas personas.
Ambos son lo suficientemente discretos y humildes que para nada reivindican honores ni prebendas, pero cuando se emplean en sus cometidos como ellos lo hacen, un reconocimiento público aunque fuese pequeñito haría justicia."
Francisco Quirós Ocaña (Pacurro)