Cuánta soledad se desprende de sus desnudos muros…
Cuánta nostalgia se vislumbra entre las sombras del atardecer…
Cuánta desolación al contemplar sus jardines y viejas palmeras…
… y es que su existir solo ha sido abandono y desprecio.
¿Quizás por ignorancia? o… ¿quizás por odio a un pasado denigrante?
Pero… ¿qué culpa tiene ella de haber sido creada en un tiempo…
de desigualdad social en el que reinaba la opresión del débil?
Aunque caigan todos sus ladrillos, aunque solo queden sus cimientos…
las voces se alzarán como en un lamento por otras generaciones
que tuvieron la suerte de gozar de su belleza y acogimiento.
¿De quién depende que exista? ¿Quién decide su destino?
El día que desaparezca… ¿se convertirá en un alivio para algunos?
¿Se convertirá tan solo en un paréntesis de nuestra historia?
pienso que se convertirá en la añoranza de una población dada al romanticismo.
Nos pusieron la ilusión al alcance de la mano por muy poco tiempo…
…para sentir que se desvanece sin remedio alejándose hasta desaparecer.
Me pregunto ¿cuántas personas pensarán en la Casita de Campo últimamente?
Dado los tiempos que corren… creo que ese pensamiento es ya inexistente.
Rosi Estorach