El alcalde de Jimena, Pascual Collado, ha mostrado su pésame a la familia de Ángeles Vázquez León, Hija Predilecta de la población, fallecida la pasada madrugada a los 87 años de edad. Vázquez fue la primera persona de la localidad reconocida como Hija Predilecta, una distinción otrogada el 26 de Abril de 2001 por el Pleno de la Corporación.
Nacida en Jimena de la Frontera el 2 de mayo de 1992, le tocó vivir un período convulso de la historia española, sufriendo y siendo testigo de los estragos causados por la Guerra Civil durante su juventud.
Era la cuarta de los seis hijos del matrimonio formado por Francisco Vázquez Pérez y Ángles León Pérez, que regentaba dos puestos de churros en la calle Sevilla, uno delante de la misma puerta de su casa y el otro de bajo de la embarrá de la barbería Arjona.
Su infancia, como la de muchos jimenatos de su época, transcurrió tranquila y feliz. Siempre guardó un entrañable recuerdo de doña Pura, su maestra por la que siempre sintión un gran respeto y cariño. Disfrutó de todos los placeres que le reportaba el vivir en un tranquilo pueblo del sur de España.
Desde muy pequeña se despertó en ella la pasión por la lectura. Aprendió a leer muy pronto para poder dedicarse a ella y devoraba toda lectura que cayera en sus manos.
Pero su vida, como la de tantos y tantos jimenatos de la época, se vió horriblemente truncada por el estallido de la Guerra Civil. A partir de ahí y durante los tres aciagos años que duró la Guerra, su vida se tambaleó y vivió un largo peregrinar que la alejó cada vez más e inexorablemente de su plácida y feliz vida en Jimena. Con su vitalidad y candidez supo atravesar esos duros momentos sin verse manchada por la maldad desatada a su alrededor.
Vivió en Genalguacil, Estepona, Málaga, Alicante, Ceuta, Algeciras, Metz (Francia) y Madrid, antes de terminar recalando nuevamente en Algeciras.
Décadas más tarde, Vázquez sabría expresar como pocos los momentos de angustia y terror vividos por buena parte de la población de Jimena y el resto del país durante esos días. Sería en una trilogía de libros autobiográficos publicados por la Editorial Regueira entre finales de los 90 y los primeros años del nuevo siglo.
En Un boomerang en Jimena de la Frontera (1998), Vázquez narra "la juía", la huida de los vecinos de los pueblos y ciudades de la zona hacia Málaga y Almería por la que se terminaría siendo conocida como "la carretera de la muerte", tras la sucesiva caída de poblaciones en manos del bando nacional.
En el segundo de sus libros (La posguerra en Jimena de la Frontera, Editorial Regueira, 2000), continúa plasmando sus recuerdos sobre aquellos años.
No obstante, en su tercer libro (La Jimena de mi niñez), Ángeles Vázquez prefirió huir de los recuerdos de los tristísimos acontecimientos bélicos y postbélicos para evocar instantes felices de su infancia en Jimena, un pueblo con toda la problemática de la población rural andaluza de la época.
En la confección de sus obras se marcó el objetivo de que sus recuerdos perduren en la memoria de futuras generaciones y sirvan de documentación para venideros estudios históricos. Por ello, estos libros forman parte de bibliotecas tan importantes como la de la Universidad Complutense de Madrid, el Archivo de Salamanca o la de la Fundación Pablo Iglesias.
Fue una de las primeras personas que defendió la importancia de la recuperación de la Memoria Histórica en la población en Andalucía, participando en jornadas organizadas a tal efecto.
A pesar de que los últimos años de su vida los pasó en Algeciras, junto con algunos de sus hijos, Vázquez era visitante asidua de Jimena. Precisamente, una de sus últimas visita al pueblo que la nombró Hija Predilecta se produjo el pasado mes de diciembre para acompañar a José Regueira Ramos en el nombramiento de este como Hijo Adopotivo de la población.
El entierro está previsto para mañana viernes a las 10.00 horas en el cementerio viejo de Algeciras.
Nacida en Jimena de la Frontera el 2 de mayo de 1992, le tocó vivir un período convulso de la historia española, sufriendo y siendo testigo de los estragos causados por la Guerra Civil durante su juventud.
Era la cuarta de los seis hijos del matrimonio formado por Francisco Vázquez Pérez y Ángles León Pérez, que regentaba dos puestos de churros en la calle Sevilla, uno delante de la misma puerta de su casa y el otro de bajo de la embarrá de la barbería Arjona.
Su infancia, como la de muchos jimenatos de su época, transcurrió tranquila y feliz. Siempre guardó un entrañable recuerdo de doña Pura, su maestra por la que siempre sintión un gran respeto y cariño. Disfrutó de todos los placeres que le reportaba el vivir en un tranquilo pueblo del sur de España.
Desde muy pequeña se despertó en ella la pasión por la lectura. Aprendió a leer muy pronto para poder dedicarse a ella y devoraba toda lectura que cayera en sus manos.
Pero su vida, como la de tantos y tantos jimenatos de la época, se vió horriblemente truncada por el estallido de la Guerra Civil. A partir de ahí y durante los tres aciagos años que duró la Guerra, su vida se tambaleó y vivió un largo peregrinar que la alejó cada vez más e inexorablemente de su plácida y feliz vida en Jimena. Con su vitalidad y candidez supo atravesar esos duros momentos sin verse manchada por la maldad desatada a su alrededor.
Vivió en Genalguacil, Estepona, Málaga, Alicante, Ceuta, Algeciras, Metz (Francia) y Madrid, antes de terminar recalando nuevamente en Algeciras.
Décadas más tarde, Vázquez sabría expresar como pocos los momentos de angustia y terror vividos por buena parte de la población de Jimena y el resto del país durante esos días. Sería en una trilogía de libros autobiográficos publicados por la Editorial Regueira entre finales de los 90 y los primeros años del nuevo siglo.
En Un boomerang en Jimena de la Frontera (1998), Vázquez narra "la juía", la huida de los vecinos de los pueblos y ciudades de la zona hacia Málaga y Almería por la que se terminaría siendo conocida como "la carretera de la muerte", tras la sucesiva caída de poblaciones en manos del bando nacional.
En el segundo de sus libros (La posguerra en Jimena de la Frontera, Editorial Regueira, 2000), continúa plasmando sus recuerdos sobre aquellos años.
No obstante, en su tercer libro (La Jimena de mi niñez), Ángeles Vázquez prefirió huir de los recuerdos de los tristísimos acontecimientos bélicos y postbélicos para evocar instantes felices de su infancia en Jimena, un pueblo con toda la problemática de la población rural andaluza de la época.
En la confección de sus obras se marcó el objetivo de que sus recuerdos perduren en la memoria de futuras generaciones y sirvan de documentación para venideros estudios históricos. Por ello, estos libros forman parte de bibliotecas tan importantes como la de la Universidad Complutense de Madrid, el Archivo de Salamanca o la de la Fundación Pablo Iglesias.
Fue una de las primeras personas que defendió la importancia de la recuperación de la Memoria Histórica en la población en Andalucía, participando en jornadas organizadas a tal efecto.
A pesar de que los últimos años de su vida los pasó en Algeciras, junto con algunos de sus hijos, Vázquez era visitante asidua de Jimena. Precisamente, una de sus últimas visita al pueblo que la nombró Hija Predilecta se produjo el pasado mes de diciembre para acompañar a José Regueira Ramos en el nombramiento de este como Hijo Adopotivo de la población.
El entierro está previsto para mañana viernes a las 10.00 horas en el cementerio viejo de Algeciras.
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