Según me ha contado tuvo una infancia feliz, recibió una formación académica lo justo para aquel entonces, como se decía las cuatro reglas leer y escribir, para una mujer era mucho. Como muchas de su época, sufrió las penalidades de la Guerra Civil y todas las miserias de la posguerra. Para poder sacar sus hijos adelante tuvo que trabajar duro, pues consiguió darles una formación que les ha valido para ser personas honestas y no tener dificultades para ganarse la vida.
Enviudó joven la vida le tenia deparada esa dura prueba, que superó con entereza. Este perfil se puede aplicar a muchas mujeres, que no solo sufrieron carencias en lo material, si no también en lo espiritual, les tocó vivir un tiempo en que la mujer era considerada un ser inferior al hombre, donde sus derechos eran menoscabados en una sociedad machista.
Ahora bien a diferencia de otras, fue una mujer adelantada a su tiempo, con ideas modernas y reivindicando siempre la dignidad del sexo femenino. No se conformó con su formación, leyó todo lo que caía en sus manos, por supuesto participo de los programas de formación de adultos, siendo una autentica líder, sin proponérselo pero su personalidad arrolladora la llevaba a ello. Pero lo que más y mejor hizo fue viajar, de los cinco continentes que forman el globo terráqueo, al menos ha visitado tres, ha montado en camello en Egipto y en elefante en Tailandia, ha visitado los lugares santos de Jerusalén, ha conocido en primera persona las penalidades de los países del afortunadamente extinto telón de acero. No hay monumento ni ciudad española que no haya visitado. No quiso abandonarse a su suerte se reveló contra los cánones, injustos cánones establecidos para las mujeres de su tiempo.
Da gusto charlar con ella, siempre tiene un conversación amena , interesante y divertida, su casa se parece más a una ONG, que a un hogar tradicional, en ella entran y salen, necesitados, monjas que recurren a nuestro personaje como agua de mayo, su corazón fuerte donde los haya, permítanme el tópico no le cabe en el pecho.
Estoy hablando de una joven que ha superado con creces los ochenta años, divertida como la más, no hay achaque ni males que le impidan participar de una feria, de unos carnavales, o como dice su hija de “cualquier churreteo” Para colmo es un excelente repostera, el que suscribe ha tenido la gran suerte de degustar sus dulces y postres, todo un lujo.
Esta persona tiene nombre Ángeles y apellidos Fernández Sánchez, Ángeles la de Blas, como en estos días se va celebrar actos con motivo del día de la mujer trabajadora, he querido rendir este pequeño y más que merecido reconocimiento para Ángeles, ella encarna el manual como hay que afrontar la vida y los problemas que acarrea, de paso mi reconocimiento a las mujeres de ese tiempo , que tanto sufrieron , tantos esfuerzos y tanta injusticias soportaron, a la Asociación Las Palmeras una vez más mis felicitaciones, por la extraordinaria labor que están llevado a cabo