Artículo VI del 2º año de emisión de la serie "El Cortijillo" (Pintura de Manuel García Lobato) |
ODA AL PEDO
ADVERTENCIA: A los/as, estirados, pijos, “fisnos”, modositos, puritanos, insinceros, beatones y similares. Se sugiere absténganse de leer el presente, ya que puede herir sus sensibilidades. Al resto espero y deseo que sea de su agrado.
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Días pasados un matrimonio amigo me hacía llegar un recorte de prensa donde se informaba que el Juzgado nº 1 de Violencia de Género de Valencia había condenado a un mes de multa a un hombre, porque en una discusión con su pareja soltó “una ruidosa ventosidad”. Según Su Señoría dicha situación menoscabó la autoestima y el honor de la pareja. Sin cuestionar la sentencia, pero según la prestigiosa revista Muy Interesante una persona normal suele producir unas 2.900 ventosidades al año y unas 220.00 a lo largo de su vida, si nos remitimos al veredicto más de uno estaríamos en Alcalá Meco, en una celda de máxima seguridad.
Como dicen nuestros políticos cuando...
les preguntan por un caso judicial que les afecta a su partido “No lo comparto pero acato y respeto la decisión de los tribunales” “po eso”. Ahora bien en el auto, El Juez no hace mención al pedo como tal, sino que le nombra con el eufemismo de ruidosa ventosidad. Eso y otros agravios, me hace romper una lanza por el denostado pedo (peo en andaluz).
Que ingratos somos con él. Si aparece cuando estamos solos su llegada es gratificante, cuanta satisfacción deja, sin embargo si estamos en compañía, le negamos, tratamos de ignorarle como si no hubiese existido. Sirva esto como ejemplo, una de las personas que me han hecho llegar el recorte de prensa, me cuenta que una vez en un ascensor viaja con otro individuo solo los dos, al manifestarse olorosamente el acompañante desconocido, le recriminó con educación la ventosidad, negándose de pleno. Resulta doloroso comprobar si en un grupo de personas un pedo se exterioriza aromáticamente en silencio, en vez de reconocerle le hacemos la vejación de identificarlo con el olor de cañerías.
¡Que injusticia ¡que humillación!, obviarte a ti que tanto bien haces, tú y tu primo el eructo no merecéis ese trato.
No eres tan simple como aparentas tienes tus cinco tiempos perfectamente marcados y definidos
Tiempo 1º).INFLA; 2º) DESINFLA; 3º) APARTA PELOS; 4º) MÚSICA y Tiempo 5º). OLOR
Eres variopinto, de muchos estilos, entre las muchas diversidades destaco
EL HONRADO: Se expele de una vez, ruidoso, huele mal y no se niega.
El CÓMICO: Suena agudamente y causa risa
PEDITOS: También llamados avellanas, pequeños de escasa duración, salen en ristra como los ajos
CUESCOS: Blandos, agudos y suelen dejar huella en los calzoncillos
ACUÁTICOS: Los que nos tiramos en la bañera
INVERNAL: Lo hacemos cuando estamos bien tapaditos en la cama, metemos la cabeza debajo de las mantas y nos lo tragamos entero
EL SENIL: Suelen tirárselos las viejas cuando están en misa, tosen para disimular
EL CONSCIENTE: Procedemos cuando estamos solos, levantamos la nalga y ZAS.
La diversidad es mucho mayor pero no quiero cansar.
A ti querido Pedo, en señal de desagravio quiere dedicarte esta Oda, aunque no sea creación mía, la suscribo de principio a fin.
Alguien me preguntó,
¿Qué es un pedo?
y yo le contesté muy quedo:
el pedo es un pedo,
con cuerpo de aire y corazón
de viento.
El pedo es como un alma en
pena,
que a veces sopla,
que a veces truena.
Es como el agua que se
desliza,
con mucha fuerza, con mucha
prisa.
El pedo es como la nube que
va volando,
y por donde pasa va
fumigando.
El pedo es vida,
el pedo es muerte,
y tiene algo que nos
divierte.
El pedo gime, el pedo llora,
el pedo es aire, el pedo es
ruido,
y a veces sale por un
descuido.
El pedo es fuerte, es
imponente,
pues se los tira toda la
gente.
En este mundo un pedo es
vida,
porque hasta el Papa bien se
lo tira.
Hay pedos cultos e
ignorantes,
los hay adultos, también infantes,
hay pedos gordos, hay pedos
flacos,
según el diámetro de los
tacos.
Hay pedos tristes, los hay
risueños,
según el gusto que tiene el
dueño.
Si un día algún pedo toca tu
puerta,
no se la cierres, déjala
abierta.
Deja que sople, deja que
gire,
a ver si hay alguien que lo
respire.
También los pedos son
educados,
pues se los tiran los
licenciados.
El pedo tiene algo
monstruoso,
pues si lo aguantas te lleva
al pozo.
Este poema se ha terminado,
con tanto pedo que me he
tirado.
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