Artículo XVI de la serie "El Cortijillo" |
LA FUENTE
Corría el otoño de 1968 en una mañana soleada, unos trabajadores con la ayuda de unos cuantos voluntarios que se encontraban en el lugar, bajo la supervisión del Policía Municipal procedieron a arrancar un símbolo del subdesarrollo y la pobreza, me estoy refiriendo a la fuente pública ubicada en el centro de nuestra plaza. Nadie lamentó su pérdida, ni creo que hubiese penas ni nostalgias porqué con toda probabilidad como así fue desaparecería para siempre, con el tiempo esas sensaciones cambiaron diametralmente....Para los más jóvenes, ellos que viven en un mundo de comodidades con aparatos de sofisticadas tecnologías, de redes sociales etc., etc., decirles que sus abuelas y las madres de sus abuelas, tenían que abastecerse del agua potable en la única fuente del pueblo, la ropa se lavaba en el rio. Fabricada con hierro forjado , de forma octogonal coronada con una especia de paraguas a modo de seta donde pendía un chorro principal y tres o cuatros auxiliares (por cierto inútiles) ya que solo manaba el agua del chorro principal en escasa cantidad.
Todo ello conllevaba que había que soportar largas colas para poder acceder al agua acumulándose gran cantidad de cantaros a la espera del turno, era lugar para la charla, de cotilleos, encuentro para amores primerizos, las jovencitas mientras esperaban pacientemente aprovechaban la ocasión para charlar con sus pretendientes, ya se pueden imaginar que ante la atenta mirada de muchos ojos y oídos ávidos de noticias.
Existieron personas que su medio de vida era acarrear agua desde la fuente para los particulares, recuerdo a Curra” la de los conejos”, una mujer bajita encorvada que vivía con su madre que superó los cien años que si en nuestros días es un acontecimiento imagínense en aquellos años, Quisco Mena con su carrillo con dos aguaderas, fabricado en Cataluña que le regaló Domingo Vázquez, por cierto el día que Quisco se enfadaba, ni turno ni leches, había que dejarle llenar, Rafaela Cabrera, Diego Torres que lo hacía con su carromato y muchos más.
El agua por cierto de calidad, provenía de un manantial en el Sauzal, término municipal de Manilva, Los Larios regalaron al Ayuntamiento de Jimena la concesión de ese manantial, puede existir una distancia de diez kilómetros desde el citado manantial hasta la población , si a eso le añadimos que con conducciones de hierro, las averías eran muy frecuentes, repararlas era cuestión de varios días, mientras tanto se buscaba el elemento liquido donde se podía, pozos particulares, manantiales más pequeños un auténtico calvario. A las nuevas generaciones reseñarles que algo tan simple como que el agua mane de cualquier grifo del hogar, fue un autentico acontecimiento celebrado por todos en esos años difíciles.
Fue vendida a un extranjero, desconozco por cuanto pero me imagino sin temor a equivocarme que muy por debajo de su valor, que la instaló en el jardín de su chalé en Torreguadiaro, circunstancia que se supo mucho tiempo después, pues como mencionaba anteriormente nadie o casi nadie se preocupó de su destino ya que ella encarnaba la pobreza, carencias en lo más básico, en resumen penalidades.
Los tesorilleros que teníamos y seguimos teniendo sentido del humor hicieron circular el siguiente estribillo:
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“Al entrar a Tesorillo, lo primero que se ve,
Son las mujeres en la fuente,
Las ventanas abiertas y
Las camas por hacer”
Curiosamente al cabo del tiempo fue recordada con cariño, tanto que en la década de los 80 siendo Alcalde Pedáneo José María Casuso, se intentó su recuperación para el pueblo, pero posiblemente por las altas pretensiones económicas de su propietario, porque fue víctima de un incendió del chale donde permanecía quedando muy deteriorada al final la operación retorno no tuvo éxito.
Cuento todo esto porque sería bonito instalar una réplica ya que el original se perdió, en el mismo lugar de antaño, la réplica sería monumento que rindiera homenaje a esas sufridas mujeres que transportaban cantaros y más cantaros sobre sus caderas (en el cuadrí como se decía en esa época) que tantos esfuerzos tantas calamidades soportaron y de camino un objeto de decoro para nuestra plaza que bien falta le hace.
Contradicciones de la vida lo que en un momento causó rechazo y olvido, en otro posterior fue causa de buenos recuerdos y añoranzas
Pacurro.-
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